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viernes, 28 de septiembre de 2012

Relatos enviados para el Concurso Aniversario 2

Relato de Yazmín.

Una tarde de verano. El día aún seguía estando muy soleado, y hacía demasiado calor. Las gaviotas volaban sobre la playa. El sol posaba sobre el mar, creando un efecto anaranjado sobre el agua, que se mecía lentamente. Estaba muy hermoso el paisaje, muy tranquilo, todo parecía feliz. Menos Thomasz. Estaba muy afligido, demasiado triste. Caminaba sin rumbo en la playa, solo iba pensando en su amada, su amada Neftali. Pensaba en los momentos hermosos que habían vivido juntos, cuando reían alegremente cuando jugueteaban en el inmenso mar. Y de repente le llegó a la cabeza aquel recuerdo que hería su corazón. Una mañana, había una tormenta, pero no les importó, salieron a dar un paseo en su pequeña lancha, estaban alegres, hasta que una enorme ola los volcó. Él luchaba contra la corriente que lo arrastraba hasta el fondo del mar. Luchaba, se le estaba acabando el oxígeno, y logró salir. Buscaba a Neftali, no la veía, y no la verá jamás. El agua se la llevó. Ese día no lo puede olvidar, le desgarra el corazón con tan solo pensar en eso. De repente, vio en el mar la dulce figura de una muchacha, muy hermosa, con el cabello castaño. De inmediato Thomasz la reconoció. Era su amada, no murió, por alguna extraña razón ella se convirtió en una dulce sirena, cuidando a Thomasz cada vez que se acerque al mar.

Relato de María Sola.

¡SUEÑA!

Olor. Olor a nuevo. Olor a viejo. Olor agradable o desagradable. Pero en todo caso olor.
Hay personas a las que les encantan olerlos y hay otras a que lo detestan, no lo entienden y piensan que las que lo hacen están majaretas. Esas personas que no disfrutan y no entienden que abrazarlo, hojearlo, mirarlo, olerlo son simples gestos de aprecio hacia esos objetos inanimados que nos hacen viajar, soñar, divertirnos, enrojecer de vergüenza o incluso llorar. Esos objetos tan especiales para otras, que los cuidan como a sus propios hijos, limpiándolos con cariño, mirándolos puestos en las estanterías, observando sus lomos desde la distancia, deseando volver a cogerlos y poder volver a disfrutar de su interior, o simplemente admirar sus maravillosas portadas y soñar. Esas personas son las que disfrutan realmente de la vida, las que le sacan el jugo a esta nuestra vida, y que rebañan ese jugo hasta que no queda ni una gotita en el vaso, esas personas son a las que llamamos soñadores. Y lo son porque luchan por conseguir sus sueños y deseos, porque se dejan la piel para hacerlo. Pero mientras intentan conseguir todo esto, ellos pasan sus ratos libres hojeando algún libro y leyendo miles de historias que les hacen soñar y sentirse incluso más fuertes para seguir persiguiendo sus objetivos en la vida, sus sueños.
Porque lo más importante en la vida son los sueños, ya que sin sueños que perseguir ¿qué seríamos nosotros?, no seríamos nada. En realidad seríamos clones unos de otros a manos de los de arriba, que nos controlarían y harían lo que les placiera con todos nosotros. Seríamos simples marionetas que manejar por un par de hilos dirigidos por todos aquellos poderosos en la sociedad. Aquellas personas viles y realmente ambiciosas hasta el punto egoísta que solo buscan su beneficio sin pensar en nadie más.
Y pensad que los sueños nunca desaparecen siempre que las personas no los abandonan. Y que quien no sueña no vive. Por lo tanto ¡SUEÑA!

1 comentario:

  1. :O ahí está mi relato x)

    El de María Sola me gustó mucho :D

    Saludos! ^^

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